EUROPASUR.ESPoco humo, pocos clientes
Una semana después de la entrada en vigor de la nueva Ley del tabaco, la patronal de la Hostelería gaditana prevé despidos y fuertes pérdidas · Horeca lamenta que "sólo se ven terrazas llenas y locales vacíos"
Terrazas llenas, locales vacíos. Es una de las conclusiones a las que llega Antonio de María, presidente de la patronal de la Hostelería gaditana (Horeca). El problema, como indica, es que no son todos, "ni mucho menos" los locales que tienen terrazas en la provincia.
De momento, los hosteleros gaditanos tienen el balance que realizaron al día siguiente de la entrada en vigor de la nueva Ley del tabaco, la que prohibe por completo fumar dentro de cualquier bar, restaurante, hotel, etc. Ahora esperan a que se cumpla un mes para hacer números, pero la sensación ya es clara y no es, "ni mucho menos", optimista. De María asegura que "los hechos son tozudos y están ahí, y esos hechos demuestran que esta nueva Ley ha sido la gota que colma el vaso, un vaso que ya estaba lleno con la crisis".
El presidente de Horeca explicó ayer a este periódico que ya son muchos los hosteleros gaditanos que han mostrado su preocupación "y seguro que habrá despidos, porque en este negocio la plantilla sube en función de cómo se comporte la caja; y si ahora las ventas bajan, pues está claro: hay unos porcentajes que marcan el futuro de un negocio. Así me lo han comunicado ya en algún que otro bar".
Pone más ejemplos. En un hotel de Cádiz, asegura De María, ya piensan en cerrar la cafetería para los desayunos porque, "prácticamente se ha quedado vacía". Y en una discoteca, continúa el representante de los hosteleros, "su dueño ya ha notado que la clientela está más nerviosa al no poder fumar como estaba acostumbrada". En definitiva, perjuicios.
Pese a que no dudan de que la norma se aplica pensando en la salud pública, los hosteleros tienen claro que "no llega en el mejor momento y no beneficia a nadie, ya lo advertimos". Es más, ya han sido varios los asociados a Horeca que han solicitado su baja "porque dicen que no hemos peleado lo suficiente". De hecho, Antonio de María detalla que ha recibido numerosos apoyos para que se lleve a cabo algún acto de protesta.
Pese a todo, al presidente de Horeca no le consta que se haya producido ningún altercado grave en los bares y restaurantes gaditanos, así como tampoco ningún acto de insumisión similar a los que ya se han dado en otros puntos de España. "El gaditano es inteligente, y sabe que no aplicar la Ley sólo le acarrearía más perjuicios económicos. Somos disciplinados y quizás sea ese un inconveniente".
Para finalizar, Antonio de María lanza una reflexión dirigida al Gobierno: "Dónde están todos esos no fumadores que decían que iban a llenar nuestros locales cuando entrara en vigor la Ley. Los estamos esperando".
CHICLANA
La Ley antitabaco en Chiclana no ha sido recibida con buen agrado por parte de los hosteleros y de una buena parte de la clientela acostumbrada a fumar en bares y restaurantes. El presidente de la Asociación Chiclanera de Hostelería, Francisco Vela, evalúa estos primeros días de aplicación de esa Ley como "perjudicial" para un elevado número de responsables de establecimientos. Las ventas se resienten y los asociados a este colectivo no dudan en admitir que las ventas han bajado a causa de las restricciones a los fumadores, quienes permanecen menos tiempo en los locales o ni siquiera entran a causa de la prohibición.
Vela, también propietario del restaurante Cachito, señaló como ejemplo el día de Reyes, una jornada en la que muchas familias salen a comer fuera. "Ese día tuvimos que cerrar a las seis de la tarde cuando habitualmente lo hacíamos hacia las ocho de la tarde. Esto se debe a que los clientes renuncian a tomarse una copa después de la comida por la imposibilidad de fumarse un pitillo". Vela, asimismo, narró otra anécdota en su local cuando se disponía a poner el segundo plato en una mesa y observó extrañado que no había nadie. "Y es que todos estaban fumado en la calle".
Entre la gente, las opiniones están divididas, pero en líneas generales predominan más las quejas de los que rechazan de plano las limitaciones impuestas a los fumadores. "Antes estaba bien la Ley para todos y era entendible. Incluso había zonas reservadas a fumadores y no fumadores. Lo que no se entiende es por qué se da una vuelta de tuerca más a este asunto que, creo, no beneficia a nadie", decía convencido un cliente a la puerta de un bar, la única zona permitida para degustar un cigarrillo y que se ha convertido en el refugio de muchos fumadores. Este hecho ya ha llegado a originar algún que otro enfrentamiento entre hosteleros y vecinos al quejarse estos últimos de las molestias que ocasionan en horas nocturnas las charlas de los fumadores en la calle.
EL PUERTO
"Hay muchas cosas que contaminan o son nocivas y nadie las prohibe", afirma un portuense que ha salido de uno de los bares del centro para fumarse un cigarro. En El Puerto, la opinión es dispar si se le pregunta a un fumador como a un no fumador por la nueva normativa. Eso sí, la opinión generalizada de los propietarios de establecimientos es que la nueva Ley supondrá pérdidas, ya que aseguran estar convencidos de que muchos de sus clientes optarán por no salir a tapear o tomar una copa. No es de la misma opinión el presidente del CCA Centro Histórico (la entidad que engloba a comerciantes y hosteleros del centro), José Godínez. Aunque la entidad no ha realizado, por el momento, ni una valoración ni ha analizado la repercusión que ha tenido la nueva ley en su primera semana de vigencia, quiso hacer a este periódico una reflexión "a título personal". "Dentro de tres o cuatro años, todo este debate nos parecerá absurdo", apuntó. Reconoció que, aunque es fumador, "es evidente que poco a poco nos tendremos que acostumbrar a que el fumar se reduzca al espacio privado".
SAN FERNANDO
Hora del desayuno en La Isla. En los alrededores del Mercado central, los bares se abarrotan de tostadas, churros y café en un trasiego sin fin en el que ya no se respira el humo del tabaco. Uno de los camareros del bar La Florida es contundente al respecto. "Se respira mejor", responde.
A su espalda, un cartel con la señal de prohibido recuerda a cualquier cliente olvidadizo su nueva obligación. "No, no se le ha pasado a nadie, a nadie se lo hemos tenido que recordar", comenta. "Simplemente salen a la puerta y se fuman su cigarrillo. Luego, vuelven a sus tareas cotidianas". No ha habido denuncias. Ni advertencias. En este café no se ha notado una merma de la clientela, ni quejas. Los que van siguen yendo. Sólo han tenido que cambiar sus hábitos.
No ocurre lo mismo a la hora de comer en el bar El Sotanillo, también en un punto muy céntrico de la localidad. Su propietario, Juan Manuel de la Guardia, afirma con desconsuelo que en su caso, los clientes sí han bajado en número. "Hemos perdido a muchos habituales y los que vienen, dejan menos dinero. El que antes venía se tomaba el aperitivo y después comía, ahora sólo hace lo primero, después sale, se fuma su cigarro, y se va a otro bar", se lamenta.
Por la noche, La Espuma es sin duda uno de los puntos de encuentro clave en esta localidad. Su encargada, María del Carmen Cardoso, añade a los citados otro problema más. "Los que se están bebiendo una copa quieren sacarla a la calle para fumar", explica. Para evitar que esto pase, en este local han tenido que contratar una persona más. "Y la economía no es que nos vaya muy bien", apunta. En su caso tampoco ha habido denuncias, aunque sí tienen que estar pendientes de los descuidos. "Hay quien se olvida y hay que recordárselo. Aunque también hay algún que otro pesado que insiste por molestar", añade. Por otra parte, también se plantea un conflicto a la hora de recoger los vasos. "No sabemos si alguien se lo está bebiendo o no". Como posible solución, han barajado colocar una pequeña barra en la entrada interior del bar. Otro asunto es el ruido de la gente en la calle, "aunque a este bar no le afecta demasiado, no hay muchas viviendas alrededor", concluye
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